Diferentes maneras de viajar

Voy a hacer un breve resumen de las diferentes maneras en que una persona corriente puede planificar su viaje. No escribo para los grandes viajeros, que ya se las apañan solos (de todos modos yo, que no me considero un gran viajero, poco podrí­a aportarles). Escribo para los viajeros (o aspirantes a viajeros) normales y corrientes.

Los viajeros corrientes tenemos una amplia gama de posibilidades para organizar nuestros viajes, que va desde el viaje en total libertad (la opción más deseable) al paquete en el que todo nos lo dan hecho (opción que, a veces, puede ser la menos mala).

El viaje abierto

El sueño de todo viajero es el viaje que se va planificando sobre la marcha. En la práctica, si descartamos a los multimillonarios, esto sólo es posible para los mochileros, los campistas y los caravanistas. No tengo mucha experiencia como mochilero, pero sí­ como campista y caravanista, y puedo asegurar que la sensación de libertad que se tiene cuando se viaja por paí­ses desconocidos, pudiendo decidir cada dí­a la ruta, es única. El que prueba, repite. Y, gracias a las caravanas y autocaravanas, esa sensación está al alcance de jóvenes y viejos, sin lí­mite de edad.

Organizar tu propio viaje

Cada vez es más frecuente (gracias, sobre todo, a Internet) que los viajeros organicen su propio viaje. Puedes reservar tus vuelos y tus hoteles y alquilar tu coche, todo ello a tu gusto y con precios mucho mejores que los que obtendrí­as en una agencia. Hace unos cuantos meses tení­a yo intención de viajar a Rodas y hacer una escala de un par de dí­as en Atenas. Busqué primero en varias agencias, y sólo Viajes El Corte Inglés me ofrecí­a la posibilidad de comprar un viaje montado de esa forma. Busqué luego directamente en Internet y, con los mismos vuelos y con hoteles de similar categorí­a (y que, además, eran los que yo querí­a y no los que la agencia tení­a) me ahorré algo así­ como un 20%. No recuerdo las cifras exactas, pero eran de ese orden.

Rodas
Rodas: plaza Ipokratous. FRANCISCO LOZANO

¿Y cómo elegir el hotel? En Internet hay montañas de información, fotografí­as, crí­ticas y recomendaciones de hoteles, pero el dato que para mí­ es más importante, sobre todo si no se va a disponer de vehí­culo, es la situación del hotel. ¡Qué diferencia entre un hotel céntrico y otro que te obliga a depender de taxis o de autobuses! Y ahora es ya posible conocer exactamente la localización de un hotel, por ejemplo utilizando Google Earth o Google Maps.

Comprar un viaje organizado

Sí­, también es una opción. Comprar un viaje de los que los mayoristas llaman «a tu aire» o fly & drive (vuelos + hoteles + coche de alquiler) te limita, pero también te ahorra un montón de trabajo de preparación y, si no conoces el destino, te asegura que en un tiempo reducido recorrerás los lugares más interesantes (o al menos los más turí­sticos) del paí­s o la región de que se trate. Comprar un circuito regular, que harás en grupo y con un guí­a, tiene las mismas ventajas que el fly & drive, pero muchos más inconvenientes. Citaré algunos:

1. La programación estricta. Ya sabéis a qué me refiero: «A las 7 desayuno, a las 7,30 en el vestí­bulo con las maletas». «Tienen media hora para ver el museo». «No, ahora no pueden ir al servicio». «¡Sí­ganme, por favor! ¡Por aquí­, por aquí­…!».

2. Los guí­as. A veces proporcionan información útil (pero cuánto mejor es llevar tu propia guí­a de viaje e informarte por ti­ mismo). A cambio te dan la tabarra (pueden llegar al extremo de utilizar el micrófono del autobús para exhibir sus habilidades como cantantes, doy fe de ello); deciden por ti­; te llevan, quieras o no, a tal o cual establecimiento de souvenirs o a tal o cual restaurante…

3. Los compañeros de viaje. A lo mejor tienes suerte, pero entre ellos, aparte de diversas personas simpáticas y agradables, suelen estar:

El que lo sabe todo

    Señor o señora que disfruta contando con detalle sus viajes anteriores y ofreciendo todo tipo de información sobre los lugares que se están visitando o se van a visitar. Como es el que más sabe, intenta introducir modificaciones en el plan de viaje, y a veces lo consigue. Siempre se hace con el mejor sitio en el autobús y en la mesa del restaurante: no intentes disputárselo o se volverá peligroso.

El pelma

    Suele viajar solo, y, cuando se le conoce, es fácil adivinar por qué. Siempre está intentando contar su vida a alguien, y se aprovecha de la cortesí­a de los demás para conseguirlo. No es necesario que seas cortés con él.

El que no es muy amigo de la higiene

    Algunas veces tiene excusa: probablemente haya traí­do poca ropa, o quizá le hayan extraviado la maleta. Otras, ni siquiera eso. El caso es que este espécimen apesta. Procura que no se te siente al lado en el comedor. Por su culpa, el guí­a, si es lo bastante borde, pedirá en público que todo el mundo se duche. «Se me han quejado», dirá. Pero no es muy probable que tenga éxito.

A pesar de los inconvenientes citados, el circuito regular puede ser la opción menos mala para un viajero corriente cuando quiere viajar a ciertos destinos. Hay que ser muy aventurero para viajar por libre al Yemen, por poner un ejemplo extremo.