Tübingen (en español Tubinga) es una vieja ciudad alemana que creció en torno a su universidad, una de las más antiguas de Alemania. Está situada a orillas del río Neckar, en el estado federado de Baden-Wurtemberg.
Tübingen está a solo dos horas en coche de Estrasburgo. Al sur, a algo más de dos horas, se encuentra Zurich. Pero para llegar en avión a Tübingen es más conveniente volar a Stuttgart, a tan solo una hora de autobús. En el mismo aeropuerto puedes tomar el 828, que te dejará en el centro de la ciudad. Y te resultará casi gratis: en 2022 puedes adquirir por 9 euros al mes un bono que te permite viajar todo lo que quieras por Alemania en transporte público (excepto en trenes de alta velocidad e Intercity) durante los meses de junio, julio y agosto. Quién sabe si mantendrán esa oferta en años sucesivos.
No voy a decir que Tübingen es la (pequeña) ciudad más bonita de Alemania, porque para afirmarlo habría que conocer en profundidad todo el país, pero me atrevería a decir que es una de las más bonitas. Tiene un casco histórico extenso y muy bien conservado. Y (¡qué maravilla!) no la encontrarás llena de turistas. Vamos a dar un breve paseo por la ciudad.
El casco antiguo de Tübingen
Empezamos el recorrido en el puente sobre el Neckar. Bajando unas escaleras se accede a la avenida de los Plátanos (Platanenallee), paralela al río, caracterizada por sus enormes y antiquísimos árboles. Desde allí se tienen hermosas vistas de la margen opuesta del Neckar.
Cuando entres en la avenida verás, al fondo a la izquierda, el edificio amarillo conocido como la Torre de Hölderlin, porque allí vivió por más de 30 años el famoso poeta alemán de ese nombre.
Después de pasear por la avenida de los «Platanen» vuelve al puente para pasar a la margen opuesta del Neckar y sigue el sendero que avanza pegado al río hasta la Torre de Hölderlin. Pasada ésta, llegarás al Seminario protestante.
En el siglo XVI, tras la reforma, el antiguo convento agustino que allí había fue ampliado y reconvertido en un centro de enseñanza de teología protestante. De la importancia histórica de este centro da fe el hecho de que allí estudiaran, entre otros, Hegel, Schelling y el astrónomo Kepler.
Luego llegarás a la «cuesta del castillo» (Burgsteige). Si la subes llegarás al castillo (Schloss Hohentübingen), que tiene una vistosa portada renacentista con forma de arco de triunfo romano.
Al inicio del siglo XIX, el castillo pasó a manos de la Universidad de Tübingen y sus estancias se convirtieron en aulas y laboratorios. El castillo es también sede del Museo de la Universidad, que exhibe importantes figuras prehistóricas (entre las que destaca un caballo salvaje de cerca de 40 000 años de antigüedad hecho de marfil de mamut) y antigüedades etruscas, griegas y egipcias.
Al bajar del castillo sigue por la izquierda hasta la Plaza del Mercado (Marktplatz), que continúa siendo el corazón de la ciudad. En ella destaca el edificio del ayuntamiento, con entramado de madera y una fachada abigarrada en la que pueden verse retratos de personajes importantes y figuras alegóricas.
Frente al edificio del Ayuntamiento está la fuente de Neptuno.
Si sigues adelante llegarás a la «casa del grano» (Kornhaus), en Kornhausstrasse. Es un edificio del siglo XV, con entramado de madera, que en su día se utilizó para el comercio de cereales y que hoy es sede del Museo de la Ciudad (no te vas a perder mucho si te saltas la visita).
Si tomas Kornhausstrasse hacia la izquierda llegarás a la llamada «ciudad baja» (no hace falta decir que hasta ese momento has caminado por la «ciudad alta»). El lado izquierdo de la calle Ammergasse (según el sentido de tu marcha) está ocupado por el canal Ammer, cruzado por numerosos puentes que dan acceso a cada una de las casas. El conjunto es encantador. Lástima que la calle estuviera en obras cuando pasé por allí.
Si giras a la derecha encontrarás la iglesia de Santiago, que originalmente era románica. Lo curioso de esta iglesia es que forma parte del Camino de Santiago (o, mejor dicho, de uno de los diversos «caminos de Santiago» europeos que se dirigen a Francia para luego cruzar los Pirineos).
Volvemos hacia la ciudad alta, porque aún nos quedan muchas cosas que ver.
La Nonnenhaus (casa de monjas) fue en el siglo XV un convento. Luego, tras la disolución de los monasterios a raíz de la Reforma protestante, fue a parar a manos de un famoso botánico. Es una de las casas con entramado de madera más grandes del casco antiguo de Tübingen. Tiene un saledizo que se asoma al canal Ammer. El saledizo era un aseo, así que puedes imaginar el porqué de esa curiosa disposición.
El Pfleghof, en la calle Pfleghofstrasse, es un edificio construido a finales del siglo XV que ha tenido diversos usos a lo largo de la historia. En la actualidad alberga el Instituto de Musicología, una residencia de estudiantes, una guardería y una comisaría de policía.
La colegiata fue erigida en el siglo XV a raíz de la fundación de la Universidad de Tübingen. Es de estilo gótico. Conserva algunas vidrieras originales.
El monasterio de Bebenhausen
Bebenhausen es un pequeño pueblo situado a solo 3 km al norte de Tübingen. Está en la carretera de Stuttgart, por lo que puedes llegar hasta él tomando uno de los autobuses que llevan al aeropuerto. Pero merece la pena hacer a pie al menos la última parte del camino: primero verás campos de cultivo y vaquerías, luego atravesarás un bosque antes de divisar el pueblo y llegar al monasterio, que es el objetivo de la excursión.
El origen del monasterio se remonta al siglo XII. En esa época era un monasterio cisterciense. Entre los siglos XIII y XV creció rápidamente y se convirtió en uno de los más ricos de Alemania.
En el siglo XVI, el monasterio fue disuelto y los edificios se utilizaron como sede de un Seminario protestante. Además sirvió como residencia y refugio de caza de los gobernantes de Wurtemberg, para lo cual se convirtió parte del complejo en un palacio.
El claustro es el elemento central del monasterio y a su alrededor están las demás estancias.
La primera que encontramos es el refectorio de verano, reconstruido en el siglo XIV en estilo gótico, con una impresionante bóveda sostenida por estrechas columnas.
A continuación verás la Sala de los hermanos, que era una zona de trabajo para los monjes. Luego, el resto de las dependencias, incluida la iglesia.
Bueno, ha llegado la hora de despedirnos de Bebenhausen. Como hemos venido andando, regresaremos a Tübingen en autobús 😉 .