El viejo cementerio judío de Praga (República Checa) data del siglo XV. Debido a la falta de espacio, los nuevos enterramientos se realizaban encima de los antiguos. El cementerio dejó de utilizarse como tal a finales del siglo XVIII.
Si el cementerio judío de Praga es impresionante, más aún lo es la anexa sinagoga de Pinkas, en cuyas paredes fueron inscritos después de la Segunda Guerra Mundial los nombres y los datos personales de unos 80.000 judíos asesinados por los nazis en Bohemia y Moravia. Resulta sencillamente sobrecogedor.
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