Actualmente, esta iglesia parroquial de la pequeña localidad de Mosta, en la isla de Malta, posee una de las cúpulas más grandes del mundo. El 9 de Abril de 1942, en plena Segunda Guerra Mundial, un bombardero alemán soltó un proyectil de media tonelada que incidió sobre la cúpula y la atravesó mientras 300 personas asistían a un servicio religioso. Hoy, casi 65 años después, los habitantes de Mosta exhiben con orgullo esa bomba (que no llegó a detonarse) en un pequeño museo dentro de la iglesia, muestra de la suerte que tuvieron al conservar su parroquia y sus propias vidas.