La epidemia de neumonía por coronavirus salió a la luz en enero de 2020, aunque los primeros casos se habían producido en diciembre del año anterior. El virus se identificó por primera vez en Wuhan, a 800 kilómetros de Shanghai, pero llegó rápidamente a esta ciudad. Y cundió el pánico, y cada cual intentó protegerse como su imaginación le dictaba. Algunos cubriéndose con plásticos (foto de arriba). Otros de manera aún más original: metiendo la cabeza en botellas de agua grandes (foto de abajo).
Desde el Bund (el malecón de Shanghai) se toman las mejores fotos panorámicas de Pudong, el distrito financiero de la ciudad. En tiempos menos excepcionales, el Bund está lleno de gente, la mayoría turistas armados con sus teléfonos móviles. La multitud no mengua al anochecer, sino que crece, porque ningún visitante quiere irse de Shanghai sin llevarse unas cuantas docenas de fotos de Pudong luciendo su iluminación nocturna (también nosotros nos trajimos alguna; puedes verla aquí).
Pero en estos días también el Bund está solitario, abandonado. Pocos viandantes (todos con la mascarilla que se ha convertido en obligatoria), casi ningún vehículo.
Y la cosa no cambia por la noche.
Shanghai es casi una ciudad fantasma.
Permisos especiales para poder ir al trabajo. Controles de fiebre aquí y allá. El metro, viajando prácticamente vacío…
Las fotos, por cierto, no son mías. Las han tomado personas que en la actualidad residen allí. Algunas de ellas aparecen en este vídeo: