Ginebra posee un casco histórico bien conservado, que puede (y debe) ser recorrido a pie (aunque los hoteles de la ciudad ofrecen a sus huéspedes un bono de transporte gratuito).
En el centro histórico de la ciudad se encuentra la catedral calvinista de San Pedro. Fue construida en los siglos XII y XIII, aunque las numerosas reformas que ha sufrido a lo largo de su existencia la han convertido en un verdadero muestrario de estilos arquitectónicos.
Ginebra, muy cercana a la frontera con Francia, es la segunda ciudad suiza por población (la primera es Zúrich). Como es bien sabido, esta ciudad francófona es la capital mundial de la diplomacia: alberga las sedes de numerosas organizaciones internacionales, entre las que se cuentan muchos de los organismos de las Naciones Unidas y la Cruz Roja Internacional. Es también un importante centro financiero. Y es, por otro lado, una de las ciudades más caras del mundo, así que prepara el bolsillo si vas a aterrizar por allí. Aunque encontrarás algunas ventajas; por ejemplo, que la ciudad ofrece wifi gratuito disponible en muchos puntos del casco urbano.
El curioso emplazamiento de Ginebra
Está situada junto al lugar en que el Ródano, que nace en las alturas de los Alpes suizos, fluye desde el lago Lemán (el mayor lago de Europa occidental) para dirigirse hacia su lejana desembocadura en el Mediterráneo. Sí, es un poco raro: el Ródano entra al lago por un lado y sale de él por el contrario.
El lago Lemán (que también es llamado lago de Ginebra) es, por cierto, una de las atracciones turísticas de la ciudad. El Jet d’Eau (chorro de agua), una fuente que lanza el agua a la altura de 140m, es el símbolo no oficial de Ginebra.
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